lunes, 13 de mayo de 2013

Argumento:


En una sociedad mercenaria nada es gratis, ni tan siquiera el amor. Paula lo ha aprendido a golpe de dentellada y por eso corre sin aliento de un vértice a otro de un triángulo amoroso devastador. Muerte y vida a contrapelo. Entre el deber y el querer. Entre la luz y la sombra.
Este es el retrato sin sonrojo de los instintos más primarios, aquellos que hacen girar el mundo y en los que el lector reconocerá sus propias huellas. Una novela donde el destino es puro embuste y las bajas pasiones se mezclan con la inocencia que aún sobrevive. Ilusionismo erótico a un ritmo trepidante. Un relato con tantas lecturas como lectores donde conviven el sexo, la violencia, los celos, el dolor e incluso el amor. La venganza vive entre las hojas, agazapada, al servicio de un personaje que no se puede dejar de amar aunque no siempre lo merezca. El que todos llevamos dentro. Una heroína de nariz altiva y que no retrocede ni para coger impulso. ¿Quién dijo miedo? Paula es un lobo que vuela y el fuego camina a su lado.


Autora: Virginia Lancha
Título Original: A Contrapelo
Año de Publicación: 2013
Encuadernación: Trade
Páginas: 308
Precio: 15 €


~ Crítica ~

Cuando empezamos un libro cada lector suele sentir algo. Unas veces es expectación por ver lo que deparan sus páginas, otras veces es escepticismo al creer que vas a perder tiempo y dinero, otras ardiente ilusión. Jamás en toda mi vida como lectora he empezado un libro con miedo. Hasta ahora.

Sé perfectamente de dónde venía ese miedo. Pura y simplemente, tenía miedo de que no me gustara. Parece algo estúpido, simplemente un "no me gusta", una opinión tan válida como cualquier otra. Si exceptuamos el hecho de que en este caso, con "A Contrapelo" me une un vínculo muy especial con su autora. Así que sí, tenía miedo.

Todo parecía ponerse en contra de ese miedo desde el principio. El libro entraba por los ojos. Ese color que salta a la vista. Su durmiente en la portada y la historia aparejada a ella. El argumento, que se alejaba y a la vez se acerca de manera desconcertante a lo que me apetecía leer en ese momento. Y aún así, al abrir el libro y empezar esa "Cuerda" seguía teniendo miedo.

Empecé a leer y a pasar páginas sin darme cuenta. Un capítulo hoy, dos mañana... a ver si pasado puedo leer tres. Y ese miedo fue difuminándose, convirtiéndose poco a poco primero en alivio, luego en curiosidad y más tarde en esa sensación compulsiva que (si tenemos suerte) un libro nos provoca. Ya sabéis esa de: "¿Qué pasará?".

Y es que "A Contrapelo" está llena de esas preguntas. ¿Es posible que esto sea así? ¿Qué ha sido de este personaje? ¿Volverán a verse? ¿Volverán a ser lo que fueron? ¿Por qué?

Podría escribir párrafos y párrafos describiendo la manera de escribir de Virginia Lancha. Cómo utiliza las palabras a su antojo, distribuyéndolas con el cuidado que tiene un relojero en poner engranajes sabiendo que todo está en el punto en el que debe estar para causar la reacción esperada en su mecanismo...

Podría hacer una tesis sobre cada uno de sus personajes. Arena, víctima y verdugo, que no aparece hasta bien entrada la trama y que es tan importante. Jacobo, un apoyo moral y físico. Pablo, el recto, amigable y siempre seguro Pablo. Paul, canalla, capullo y guapo como el pecado...

Y Paula. Paula. Nuestra heroína. Nuestra malvada. La inocente y la culpable. Que coge la vida como viene y no tiene vergüenza ni recato en torearla como quiere. Podría leer 1000 veces el libro y aún así, no sería suficiente para conocerla. Paula es un lobo que vuela y el fuego camina a su lado. Ella es el libro.

Valoración: 8 / 10


jueves, 25 de abril de 2013

Argumento:

¿Es posible renunciar a lo que más se desea cuando la recompensa puede ser maravillosa?Bienvenidos a Cala Espinada, un lugar en que las mujeres de salud delicada disfrutan de la brisa del mar y donde los hombres en la flor de la vida… brillan por su ausencia. ¿O no?Cala Espinada es el destino preferido de cierto tipo de damas bien educadas: muchachas enfermizas, escandalosas o muy tímidas; jóvenes esposas desencantadas con el matrimonio o jovencitas demasiado encantadas con hombres inadecuados. Pero también es un paraíso para los que viven allí.Victor Bramwell, teniente coronel del Ejército británico, alejado del servicio por una herida de guerra, está dispuesto a cualquier cosa con tal de recuperar su comisión. Incluso a convertirse en el conde de Rycliff y a crear a toda costa una milicia en Cala Espinada. Por supuesto, ese no es lugar para alguien como él; allí solo hay solteras… y ovejas. Aunque también está la exquisita Susanna Finch, una mujer decidida a llevar a cabo su utopía personal y salvar un ejército de damas, reivindicativas, modernas, de las garras de los hombres de Bram.Se ha declarado la guerra entre los dos bandos y ninguno de ellos está dispuesto a ceder.

Autora: Tessa Dare
Título Original: A Night to Surrender
Año de Publicación: 2011
Encuadernación: Trade
Páginas: 544
Precio: 14.95 €

~ Crítica ~


Cuando pensaba que en la romántica histórica (y encima de la época de las Guerras Napoleónicas) estaba todo inventado... Va, y sin comerlo ni beberlo, aparece "Una Noche nada Más".

¡Qué bien me sienta poder decir que estaba equivocada!

Pero empecemos por el principio, el argumento. Victor Bramwell, un oficial del ejército inglés licenciado con honores debido a una herida en la rodilla, acude desesperado a Cala Espinada donde le pide a Sir Lewis Finch (el caballero de la localidad y un respetado inventor de armamento) que interceda por él ante el Ministerio de Guerra y pueda volver a filas.
A cambio de este favor, Sir Lewis le pide que entrene a una milicia para proteger la cala de una hipotética invasión francesa. Sin embargo con lo que no cuenta Bram es con la aparición de Susanna, hija de Sir Lewis, que ha creado una especie de "refugio" en el pueblo para todas las damas que no terminan de encajar en la sociedad.
Por supuesto ambos chocan desde el principio (literalmente) y surge una atracción muy fuerte entre ellos.

Típico, ¿verdad? Pues no, nada más lejos de la realidad. Este argumento que podríamos pensar que está tan usado le sirve a la autora, inédita hasta ahora en España (gracias Manderley por solucionar esto), para meternos de lleno en una guerra de sexos en pleno siglo XIX que enfrenta a los renuentes voluntarios de la milicia de Bram con las debiluchas solteras de Susanna.

Con una narración ágil desde el principio (inolvidable la escena inicial que es imposible no comparar con el principio de "Nacida para seducir" de Susan Elizabeth Phillips) la autora nos va desgranando los encuentros de Bram y Susanna y cómo poco a poco va surgiendo entre ellos un entendimiento que lleva, irremediablemente, al amor.

Pero que no os engañen el tono ligero o las situaciones rocambolescas que se van sucediendo a lo largo del libro, porque todo ello esconde cosas mucho más profundas de lo que en un principio parecen.

Bram, que al principio solo lo motiva el deseo de volver a filas, va cambiando poco a poco en el transcurso de la historia. Mostrándonos que detrás de ese deseo hay miedos e inseguridades que no se cree capaz de superar. Susanna, por su parte, no escapa al miedo y la inseguridad aunque en su caso marcados por una juventud traumática. Juntos forman una pareja formidable, complementándose a la perfección entre ellos y que, finalmente, se dan cuenta de que separados no son ni la mitad de lo que llegan a ser juntos.

Es un libro total y absolutamente delicioso. Divertido, tierno a más no poder, con el punto justo de erotismo y sin que le falte su buena dosis de sensualidad y tensión sexual, con frases de esas que recuerdas y que almacenas en tu cabeza con cariño. Si tuviera que comparar a la autora con alguien sería sin duda con SEP. Tessa Dare, al igual que SEP, se ayuda de un argumento estrafalario y divertido para contar una historia profunda, con personajes muy heridos e increíblemente bien dibujados. Con sus fortalezas y sus debilidades, y que poco a poco, se descubren a sí mismos con su pareja como catalizador. Es una maestra de los cambios de escena, ligándolos siempre unos con otros de una manera fantástica que te deja una sonrisa en la boca. Tanto es así que a mí, que pocas veces me doy cuenta de esas cosas técnicas, me saltaban esos cambios a los ojos y no podía parar de decir "Madre mía, ¡esta mujer es la leche!".

Mención aparte merecen los secundarios. Colin, el primo de Bram, es un súper personaje. Las Highwood, especialmente Minerva aunque sin olvidar a la en un principio olvidable Diana (ya veréis por qué). Kate Taylor, un personaje que se ve claramente herido y de una fragilidad fascinante. El Cabo Thorne, hosco, rudo y grosero... Todos protagonistas de los siguientes volúmenes de la serie que no puedo esperar a tener en mis manos.

En fin, sobra decir que me lo he bebido. Que he disfrutado como una enana de cada una de sus páginas. Me he reído, se me ha saltado la lagrimilla y me ha dado rabia cuando lo he acabado. En definitiva, es una historia para atesorar y releer. ¿Hay algún cumplido mejor para un libro? Creo que no ;)

Valoración: 9 / 10

sábado, 6 de abril de 2013

Rompe el Silencio


Llevo mucho tiempo sin escribir en el blog. No por falta de ganas, sino por el mismo cúmulo de cosas que le ocurre a la mayoría de los blogueros: falta de tiempo, pereza y, en mi caso, sobre todo falta de inspiración.

Hoy, sin embargo, dejo todo eso a un lado. Por el coraje de una mujer que se ha plantado frente al mundo a exponer su vivencia. No por victimismo o protagonismo. Sino que, con la humildad que la caracteriza, nos ha contado su historia para ayudar a otras personas que, como ella, han sufrido algo similar.

Hablo, como no podía ser de otro modo, de la grandísima Pamela Clare. El pasado 2 de abril fue el Día Mundial de la Conciencia contra la Agresión Sexual y en Estados Unidos este día se ha transformado en mes. Para conmemorar y honrar este mes, la autora americana escribió un relato en su Facebook llamado "Break the Silence". Estremecedor y absolutamente desgarrador.

Después de leerlo su traductora oficial al castellano, Maria José Losada, le pidió permiso para poder traducir el relato y ella se lo otorgó, queriendo que su terrible experiencia ayudara al mayor número de personas en el mundo.

Por ella y por todos aquellos que han sufrido algo similar aquí os dejo sus palabras.


Rompe el silencio

   Tenía diez años. Era alta para mi edad y lucía una larga melena rubia que apenas había comenzado a rizarse. Aquel día me acerqué a casa de una amiguita del cole para preguntarle si le apetecía salir a jugar conmigo, pero no estaba en casa. Su padre me abrió la puerta y me dijo que podía esperarla dentro. Entré en la casa sin temor y me senté a esperarla en la agujereada moqueta marrón mientras veía la tele. Emitían el programa musical Soul Train.
   Entonces no sabía que acababa de entrar en la guarida de un depredador.
   No llevaba mucho tiempo viendo la televisión cuando el padre de Julie me preguntó si quería un bikini de su hija. Me dijo que ella lo regalaba y estaba seguro de que me serviría.
   No es que me interesara demasiado, pero él me tentó para que lo aceptara diciéndome que era muy bonito. Estamos hablando del año 1974, los bikinis eran la última moda. Vestir a la moda no estaba entre mis prioridades, aunque tenía un bikini de color rosa que me ponía cuando corría en verano bajo los aspersores de riego del jardín o cuando jugaba con mis hermanos en la piscina. Por fin, y sin sospecha o temor alguno, le respondí que sí, que me encantaría tener ese bikini.
    Me invitó a probármelo; solo para asegurarnos de que me servía.
   Me levanté y le acompañé al dormitorio. Una vez allí cerré la puerta para disfrutar de cierta privacidad. Me sentí un poco cortada cuando él la abrió al instante, pero no me asusté. A fin de cuentas era un padre. Mi padre me llenaba a veces la bañera y me ayudaba a lavarme el pelo o me tendía la toalla para secarme. Sin embargo, el pudor hizo que me pusiera el bikini lo más rápido que pude.
   Pero no fui suficientemente rápida. Cuando quise darme cuenta, él me había puesto las manos encima, las paseaba por todo mi cuerpo.
   En ese momento sí tuve miedo, sin embargo no conocía las palabras para describir aquel temor; solo percibía la sensación de que había algo en todo aquello que no era correcto.
   Le dije que no quería el bikini, me lo quité, se lo puse en las manos y me volví a cubrir con mi ropa lo más rápido que pude.
   Cuando estuve vestida de nuevo ya no tuve miedo. ¡Qué tonta fui! 
    Salí del cuarto y volví a sentarme frente al televisor para ver bailar a toda aquella gente.
    Él se sentó detrás, luego se dejó caer al suelo, a mi lado. Escuché el ruido de una cremallera y aparté la mirada del televisor para ver cómo se abría los pantalones.
   Era la primera vez que veía los genitales de un hombre. Me resultaron repulsivos.
   De hecho, me parecieron realmente feos; tan repugnantes como aquella vez que vislumbré las entrañas aplastadas de una ardilla que había sido atropellada por un coche en la calle paralela a Martin Park, donde estaba mi colegio.
   No voy a entrar en detalles de lo que ocurrió después, porque esto puede caer en manos de algún enfermo pervertido capaz de masturbarse mientras lo lee. No obtendrá esa satisfacción a mi costa. Basta decir que me violó sobre aquella moqueta marrón, entre un televisor en el que salían imágenes de hombres y mujeres bailando, y un sofá sobre el que colgaba un tapiz de terciopelo negro con un asno y un cactus.
   Cuando todo acabó, me marché corriendo a casa. Me sentía enferma. No sabía otras palabras para describir lo que acababa de ocurrirme que las que él había usado, y esas palabras era tan groseras que me meterían en un montón de problemas si las repetía. Me aterrorizaban. Creía lo que él me había dicho y estaba convencida de que todo aquello había ocurrido por mi culpa; de que había hecho algo terriblemente malo.
   Como tardaba, mi madre estaba preocupada. Todavía hoy dice que se acuerda de ese día; que crucé la puerta y me fui directa al cuarto de baño mientras ella me preguntaba si estaba bien.
    No lo estaba. Tardé mucho tiempo en volver a estar bien.
   Los niños saben guardar muy bien los secretos, sobre todo cuando temen que revelarlos solo les reportará un castigo. Además, yo tenía más imaginación que el resto de los niños. Podía abstraerme durante horas en las fantasías que poblaban mi mente; castillos, princesas y zapatos de rubí. Nada de brillantes lentejuelas rojas, sino dos rubís de gran tamaño esculpidos en forma de zapatitos de cristal.
   Pero lo cierto es que no soñaba durante todo el tiempo.
   En mi interior algo gritaba. Eran los gritos que había guardado dentro de mí cuando el padre de Julie me hacía daño; los gritos que había contenido cuando llegué a casa y que pugnaban por salir a la superficie. Aún hoy no estoy segura de que en 1974 hubiera un nombre para eso, aunque ahora se los llama terrores nocturnos.
   No puedo decir cuántas veces me vi asaltada por ellos; sigo recordando la sensación de despertarme en mitad de la noche, tan aterrada que temía vomitar sobre la moqueta de mi madre, estremeciéndome de pies a cabeza, presa de un horror anónimo que me sumía en un estado de pánico absoluto. Entonces me acercaba a la habitación de mis padres y me quedaba temblando en la puerta, cegada por las lágrimas, con el miedo envolviéndome como un alambre de espino. En cada una de aquellas ocasiones mi padre se levantaba de la cama, me llevaba a mi dormitorio y se sentaba a mi lado, frotándome la espalda, hasta que dejaba de llorar y lograba volver a dormirme.
   Me adapté. Algunas noches conciliaba el sueño imaginando que mis compañeros de clase dormían en catres en mi dormitorio, a mi alrededor. Otras me iba a la cama de mi hermana, que entonces solo tenía ocho años, y me hacía sentir segura. (Ella no lo recuerda, pero yo sí).
    Y mi vida cambió también durante el día.
   Siempre había sido una niña normal para mi edad, pero en quinto me deprimí tan profundamente que me convertí en la típica criatura a la que todo el mundo intimidaba. Fue horrible. Después de un tiempo, dejé de salir al recreo. Me negaba a jugar con los demás niños lejos de los adultos, no quería que tuvieran la oportunidad de insultarme y maltratarme con sus crueles actitudes.
    Sencillamente, hubo un antes y un después.
   Una tarde que veía la tele con mi madre, me llamó la atención un programa que creo que se llamaba Un caso de violación. Mi interés venía provocado por la participación de Elizabeth Montgomery, la protagonista de Embrujada, una serie que me gustaba mucho. No sabía de qué iba, pero al observarlo, aprendí una palabra que no conocía hasta entonces. Era la palabra que describía lo que me había ocurrido a mí en aquella sala de la casa de mi amiga.
   «Violación».
   Se lo conté a mi madre. Como era de esperar, ella se alteró mucho; se enfadó tanto que llegué a lamentar habérselo dicho. Pero mi pesar se acentuó cuando me llevaron a la consulta del pediatra y me examinó un señor que no me dijo lo que estaba haciendo ni por qué. Nadie me explicó nada; solo hablaban como si no estuviera delante, diciendo cosas que no entendía. Para entonces ya había transcurrido casi un año y no había restos probatorios con los que poder presentar una denuncia: ni lesiones, ni heridas, ni semen...
    A resultas de lo cual la expresión «violación» fue el catalizador de un silencio todavía más profundo.
   Recuerdo lo que pensaba mientras duraba aquel examen. Una idea que atravesaba con fuerza la humillación y la cólera que sentía: «Los hombres solo quieren lo que hay entre mis piernas».
   No compartí con nadie aquel razonamiento. Lo guardé en mi interior.
    La soledad puede ser cicatrizante. El silencio puede abrir la mente, pero cuando una herida está envuelta en el silencio, en lugar de sanar se enquista. Y la soledad que se produce cuando eres la víctima de un crimen que nadie conoce es devastadora. Yo era la única que realmente sabía lo que me había ocurrido. Todos los demás actuaban como si no hubiera pasado nada y me hacían callar cuando lo mencionaba. Aprendí a no hablar de ello.
   Crecí. Superé el acoso, en parte porque nos mudamos a otra localidad. Hice nuevos amigos. Amigos que, como yo, estaban heridos de alguna manera —aunque eso no lo supe hasta mucho después—: una chica a la que su padre acosaba, otra cuyo padrastro le pegaba y un chico gay.
    Algunos chicos del colegio me gustaban, pero jamás hablé con ellos. Y cuando llegué al instituto, la mayoría de mis amigas eran sexualmente activas. Yo no, aunque ahora no lo lamento porque, a pesar de lo que piensan los adolescentes, mantener relaciones sexuales en el asiento trasero de un coche o perder la cabeza por un chico con braquets no suele ser la gran experiencia que todos piensan. Recuerdo que una de mis amigas me contaba que tenía que contener las náuseas para chupársela a su novio. No entiendo por qué seguía haciéndolo, pero recuerdo que entonces me pareció burdo y muy poco romántico.
   Mi vida dio un vuelco cuando me fui a vivir a Dinamarca. Quería tener novio, pero no podía ser ninguno de los chicos de la pequeña localidad de Colorado en la que vivía. Tenía que ser un hombre de mundo, más interesante que mis compañeros del instituto.
   Fue en Dinamarca donde salí de mi caparazón, en su mayor parte gracias a mis padres de intercambio. Ellos hicieron todo lo posible para ayudarme y apuntalar la autoestima de una chica que, era evidente, estaba herida.
   «No sabemos qué te ha ocurrido, pero sí que algo está muy mal. Nos limitamos a prestarte todo nuestro apoyo».
   Mis cicatrices, tan evidentes incluso para los desconocidos, no eran percibidas por las personas de mi ciudad natal. Extraño, ¿verdad?
   Preben, mi padre de acogida, me enlazaba el brazo cuando entrábamos en restaurantes y decía chorradas como, «cada uno de los hombres presentes va a ponerse celoso al ver que salgo con una chica tan guapa».
   Al final del primer año que pasé allí tuve un novio… Con él hice el amor por primera vez en mi vida y disfruté de ello. Nunca he dicho que fue allí donde perdí mi virginidad porque, desde el momento en que comprendí lo que eso significaba, sabía que era algo que yo no tenía. Jamás tuve esa sensación de pureza con la que algunas jóvenes llegan a la cama de sus amantes ni pensé que un encuentro sexual pudiera ser algo especial, más allá del placer físico que comparten dos personas.
    Pero, ¿adónde se dirige esta historia?
   La relación que mantuve en Dinamarca llegó a su fin. Tuve que regresar a Estados Unidos a pesar de que no quería. Cometí el error de casarme y tardé demasiado en divorciarme, desperdiciando diez años de mi vida en una relación estúpida. Finalmente descubrí el periodismo y, sabiendo que tenía que hacer algo con respecto a la violencia de género, canalicé mi trabajo como columnista y reportera en temas relacionados con mujeres.
   Y me realicé.
   La violación es una cadena perpetua. Si comenzara a enumerar todas las maneras en las que afecta a mi vida haber sido violada, daría para escribir un libro. Omitiré cierto coqueteo con sustancias adictivas, la depresión, las veces que pensé en suicidarme cuando era una preadolescente… Pero quiero dejar constancia de una corta lista porque no creo que la gente comprenda lo profundo que resulta el daño que provoca ese crimen.
  La violación me robó cualquier sensación de misterio que pudiera tener el sexo. Pero todavía fue peor que me desvinculara de mi cuerpo, convirtiéndolo en una casa hostil en la que yo no quería estar. Eso tuvo un gran impacto en mí durante mis embarazos y partos, en mi salud, en mi adaptabilidad, en mi ego… Me hizo ser cautelosa y muy desconfiada con los hombres, y las palabras que estoy escribiendo son comedidas. Tengo muchos amigos varones, tipos que sé que jamás atacarían a una mujer; ellos son los que me ayudan incluso cuando lo que necesito es apoyo emocional.
   También tuvo su lado positivo. La fuerza que encontré en mi interior se hizo tan grande que quise compartirla con otras mujeres. Era feroz, capaz de derribar paredes, enfrentarse a amenazas de muerte, acosadores, hombres armados… y reírse de todo ello.
   En 2006, después de más de una década escribiendo sobre atentados sexuales y maltrato de género en mi columna de opinión del periódico, hice público que era la superviviente de una violación. En 2010 escribí sobre las mujeres que daban a luz en la cárcel inmovilizadas con grilletes a la cama; el artículo sirvió para que se aprobara una enmienda prohibiéndolo. Mi trabajo me valió un importante galardón de la Asociación de los Periodistas de Colorado, Flame Lifetime Achievement Award y, el año pasado, me concedieron el primer premio de la Coalición de Colorado contra las Agresiones Sexuales. Cuando me acerqué al estrado tenía la cabeza llena de palabras significativas que podría haber dicho, pero terminé llorando sin consuelo.
   Fue inmensamente gratificante saber que había conseguido algo en la causa que más importancia tiene para mí.
   A pesar de no tener pareja, mi vida ha sido plena y satisfactoria. Tengo dos hijos que lo significan todo para mí. Chicos a los que he enseñado a respetar a las mujeres. He escrito incontables artículos y columnas. Soy la autora de trece novelas. Tengo mi casa. Viajo. Me jacto de poseer buenos amigos. Me despierto casi todos los días con una sonrisa en la cara, incluso aunque en mi interior siguen existiendo sombras de las que no puedo desprenderme.
   Estoy compartiendo ahora mi experiencia en honor al mes de la Conciencia sobre la Agresión Sexual, con la esperanza de ayudar a otras víctimas de violaciones. Fui testigo de cómo en las elecciones de 2012 los políticos querían quitar contundencia a las penas por violación con frases como «violaciones legítimas». Viví las consecuencias de la violación de Steubenville, cuando los medios de comunicación se topaban con hombres y mujeres que trataban de defender a los violadores culpando a la víctima. Lo mismo ocurrió cuando una estudiante de veintitrés años fue violada hasta la muerte en la India. Voces internacionales condenaron las culturas que permiten estos crímenes y exigieron justicia para las víctimas.
   Creo que por fin hemos alcanzado un punto en el que se considera la violación como un delito. Y quiero llegar más allá.
   Este mes, por favor, escribid y compartid los hechos que conozcáis sobre crímenes sexuales, violaciones y violencia de género. Salid a la calle y culpad a los violadores, porque nunca una violación es el resultado de la elección de la ropa, lo que bebe o donde está una mujer. El violador es el único culpable. Ellos son depredadores, igual que el hombre que me asaltó, que buscan la oportunidad de atacar.
   Dad confianza a las víctimas, aseguradles que sobrevivirán. Decidles que la vida mejora y que sanarán. Que son más fuertes que la persona que les hizo daño y tienen la capacidad de vivir sin aquellos que deberían amarles y protegerles pero les decepcionaron. Hacedles saber que hay luz al final del túnel y que deben recuperar sus cuerpos para encontrar la felicidad.
   Rompe el silencio. Denuncia las violaciones.

Relato Original: Break the Silence
De la Traducción: Maria José Losada en Pecados Capitales

viernes, 9 de noviembre de 2012

Argumento:


1881. Los cuatro hermanos Mackenzie son ricos, poderosos, peligrosos, excéntricos y… escoceses. Los escándalos y rumores que les envuelven, las habladurías sobre sus amantes y sus oscuros apetitos, tienen alborotado a todo el país. Cualquier dama sabe que si es vista con uno de ellos perderá la reputación de inmediato.

Ainsley Douglas es una mujer con un fuerte sentido de la justicia que vive para ayudar a los demás, incluso aunque para ello deba colarse a escondidas en el dormitorio de un notorio libertino como lord Cameron Mackenzie. Pero la suya es una misión muy importante: recuperar unas cartas de amor que pueden poner en entredicho la reputación de la propia reina Victoria… 

Según sus amantes, a lord Cameron sólo le interesan los caballos y las mujeres, y en ese orden. Por eso, cuando encuentra a Ainsley en su dormitorio por segunda vez en seis años, decide poner en práctica un intrincando juego para seducirla y culminar, por fin, lo que crepita entre ellos desde que se encontraron por primera vez.

Sin embargo, lo que comienza como un juego, una lujuriosa diversión, puede llegar a hacer saltar en pedazos las reglas del propio Cam… y sanar las cicatrices de su oscuro y sombrío pasado. 

Autora: Jennifer Ashley
Título Original: The Many Sins of Lord Cameron
Año de Publicación: 2011
Encuadernación: Trade
Páginas: 302
Precio: 17.95 €


~ Crítica ~

No sé cómo empezar esta crítica. Hay veces en que, simplemente, no hay palabras para describir lo que acabas de leer. En las que un libro te atrapa de tal manera, te conmueve hasta tal punto que sobran las palabras.

Conocí a Cameron MacKenzie en el primer libro de la serie. Pero claro, ¿cómo podía competir con Ian? El maravilloso y fascinante Ian, cuya historia me fue ganando a pulso con cada página que pasaba.

Después vinieron Mac e Isabella. Cada uno con una personalidad arrolladora y la historia de su relación me llegó al alma. En este, Cameron también aparecía por supuesto. ¿Pero era capaz de hacer sombra a los otros MacKenzie? Me pasé el libro creyendo que no, que no me interesaba su historia tanto como la del hermano mayor, Hart…

Y entonces, llegó “La Mirada”. A Jennifer Ashley no le hace falta más. Sólo un párrafo, ni una sola palabra entre ellos. Y en frases cortas y sencillas describe un solo cruce de ojos. Ni siquiera se rozan, solamente es un fugaz momento. Pero… ¡Qué momento!

Y por fin llegamos a su historia. ¿Cómo la resolvería Ashley? ¿Estaría a la altura de los dos increíbles libros que le precedían?

Como es habitual en la autora tenemos un planteamiento aparentemente sencillo. Ainsley Douglas, amiga de la infancia de Isabella y dama de compañía de la reina, debe recuperar unas cartas pertenecientes a esta última y para ello no se le ocurre otra cosa que buscar en la habitación de Lord Cameron MacKenzie… Que la descubre allí cuando acude a su dormitorio para gozar  de los encantos de otra mujer. A partir de aquí, los acontecimientos se suceden haciendo que Ainsley y Cameron vayan encontrándose a cada paso y que algo que parecía dormido vuelva a surgir entre ellos.

Pero, por supuesto, nada es tan simple como parece con esta autora. Vuelve a valerse de un argumento sencillo para narrarnos una historia dura, difícil de digerir y, curiosamente, una de las más hermosas que jamás he tenido el gusto… Qué digo el gusto, el privilegio de leer.

Sin duda, la fuerza del libro está en sus personajes. La autora no da puntada sin hilo, y nos dibuja a unos protagonistas fuertes, con un carácter volátil y, a la vez, a dos personas muy vulnerables debido a los hechos de su pasado.

Por un lado tenemos a Cameron, amante de los caballos, la bebida y las mujeres. Pero detrás de ese hombre aparentemente llano y simple, tenemos una de las personalidades más complejas de la familia MacKenzie. En su historia, la autora se ha desmarcado, y si en los libros anteriores teníamos la figura recurrente del padre, esta vez la que siempre está presente es la mujer de Cam. Resulta curioso (y muy revelador) que el que es físicamente el más poderoso de los hermanos, sea el que se vea marcado por la figura del sexo débil y no por la del padre (como sí les ocurre a los otros). Una vez más, la autora ejerce su maestría, para ir contando con pequeñas y muy medidas dosis la historia del matrimonio de Cam. No se explaya en el morbo, no le hace falta. Con apenas unas líneas, la autora nos transmite todo lo que sufrió Cam, y hasta ahí puedo leer.

Por el otro lado, tenemos a Ainsley. No nos engañemos, en general a las lectoras de romántica lo que nos llama la atención y por lo que leemos estos libros una y otra vez son los personajes masculinos. Pero, como no me cansaré de repetir, Jennifer Ashley se desmarca del resto y libro a libro consigue que los personajes femeninos estén exactamente a la misma altura que ellos. Algo más difícil aún si tenemos en cuenta lo arrolladores que son estos MacKenzie. En este caso Ainsley podría parecer el típico personaje femenino: viuda de un marido bastante mayor que ella, amiga de juventud de Isabella y, para colmo, dama de compañía de la reina. Pero nada es lo que parece, y poco a poco descubrimos la grandeza de Ainsley. No con grandes acciones, sino con pequeñas referencias que van construyendo poco a poco un personaje a la altura de cualquiera de los MacKenzie. Así, en vez de verse eclipsada por la personalidad y la historia de Cameron, Ainsley ocupa su lugar protagonista entretejiendo su actual situación con un pasado no menos doloroso que el de Cameron.

Así somos testigos de cómo estos dos personajes, inherentemente solitarios, se “encuentran”. No hay otra palabra. Entre frases para el recuerdo, la autora nos cuenta su historia. Porque el libro realmente no trata sobre las cartas de la reina sino de Cameron y Ainsley. Y es una auténtica delicia leer su historia.

Además, claro, tenemos a los secundarios de lujo. Daniel, al que vamos viendo madurar poco a poco según van pasando los libros. Aparecen Mac e Isabella, claro. Además de Ian y Beth, que tienen escenas pequeñas pero muy, muy contundentes. Y, además, tenemos una escena entre Hart y Eleanor… De nuevo, solo una escena, apenas unos párrafos… Pero, ¡Que escena!

Con Jennifer Ashley vuelven a faltarme las palabras. Jamás sabré hacer una valoración de uno de sus libros que exprese la mitad de lo que la autora me ha hecho sentir con su historia. Con Cameron y Ainsley me ha vuelto a ocurrir. Así que, a pesar de que me repito, volveré a decirlo: Leedlo. Leedlo. Y veréis a qué me refiero.

Valoración: 10 / 10

miércoles, 5 de septiembre de 2012


Argumento:

La  audaz  y  temeraria  Isabella  Weston  ha  amado  a  lord  James  Sheffield  desde  que  le  alcanza  la  memoria.  Toda  su  vida  gira  alrededor  del  hombre  que  siempre  estuvo  a  su  lado  para  apoyarla,  consolarla,  protegerla…  Y  lo  único  que  ella  desea  es  casarse  con  él.  James,  por  el  contrario,  está  decidido  a  no  casarse  nunca.  Sabe  muy  bien  que  amar  a  alguien  supone  arriesgarse  a  perderlo  y  ya  no  quiere  perder  a  nadie  más.
Dispuesta  a  todo,  la  joven  lleva  a  cabo  un  cuidadoso  plan  para  conseguir  que  él  deje  de  verla  como  a  una  niña.  Y  tras  un  beso  lleno  de  ardiente  pasión,  James  no  puede  estar  más  sorprendido  al  ver  que  Isabella  se  ha  convertido  en  una  diosa  de  la  sensualidad.  Pero,  si  no  recuerda  mal,  las  diosas,  sean  de  la  clase  que  sean,  siempre  causan  pro-blemas  a  los  pobres  mortales…


Autora: Sara Lindsey
Título Original: Promise Me Tonight
Año de Publicación: 2010
Encuadernación: Trade
Páginas: 320
Precio: 17.95 €


~ Crítica ~


Hay muchos tipos de libros. Desde esos que dices: "Madre mía, no puede haber un libro más maravilloso que este" a los que ni siquiera terminas de leer por puro aburrimiento. Sin embargo hay otra clase de libros, que no están ni en un extremo ni en el otro. De esos que son los típicos libros de transición, que siempre siempre acabas leyendo entre medias de dos "superclase". Este es uno de esos.

Es la primera vez que leo a Sara Lindsey (de hecho creo que es la primera novela que se traduce a nuestro idioma) y lo cierto es que ha sido un muy buen descubrimiento. Si tuviera que compararla con alguien, diría que a Julia Quinn. Es un estilo de escritura muy parecido, una familia numerosa… Quizás la gran diferencia entre ambas sean las escenas hot, a las que Sara Lindsey dota de más intensidad.

La historia no puede decirse que sea original: Isabella Weston está total y completamente enamorada de James, el mejor amigo de su hermano, desde que tiene seis años. Y durante toda su vida ha planeado su futuro junto a él. Cuando por fin es presentada en sociedad, James se encuentra que la mocosa a la que siempre ha considerado su hermana es ahora una diosa… Una diosa dispuesta a todo con tal de conseguir a James.

Como veis la historia no puede decirse que sea original. Sin embargo tiene un algo muy interesante. Debo confesar que al principio no me terminaba de enganchar. A pesar de que me estaba gustando mucho la historia, los personajes no me llegaban para nada. Ella me parecía una auténtica mimada, totalmente obsesionada más que con el hombre al que creía amar, con la fantasía que teje en torno a él desde los 6 años. Y con respecto a él, no podía quitarme la sensación de que era un total y absoluto cobarde. De acuerdo que su pasado no era el más óptimo para crear una familia, pero de ahí a blindar sus emociones sólo por un “Y si…” va un mundo.

Sin embargo, a medida que la historia va avanzando también lo hacen los personajes. Es delicioso ver cómo ambos evolucionan y van pasando de ser prácticamente unos críos, a ser un hombre y una mujer cada vez más seguros de sí mismos, de lo que quieren y de que, en definitiva, lo quieren juntos. Ese es, a mi parecer, el punto fuerte del libro.

Mención aparte merecen los secundarios. Los padres de ella (sobre todo la madre), las hermanas gemelas (atención a la escena de la iglesia, no tiene desperdicio) y Livvy y Henry, los hermanos más próximos en edad a Isabella, que no tienen desperdicio ninguno de los dos. Sé que el segundo de la serie corresponde a Livvy. Pero el tercero, que aún no está publicado en inglés es el de Henry… Y madre mía que pinta!!

En definitiva, que no quiero extenderme mucho más. “Nací para ti” es un libro absolutamente recomendable, una lectura tremendamente agradable de esas que seguro que leeré más de una vez y cada una de esas veces me gustará más que la anterior. Ojalá que la editorial se decida a continuar con esta serie porque, desde luego, merece la pena.

Valoración: 8 / 10

lunes, 30 de abril de 2012

Argumento:

Gabe Rossiter es un ranger que dedica su tiempo libre a practicar deportes de riesgo: esquí extremo, escalada... Admirado y deseado por su espectacular físico y sus habilidades como amante considera, sin embargo, que las mujeres no son más que simples objetos de placer a raíz de una triste historia de su pasado; algo que le ha hecho decidir no enamorarse de nadie.


Kat es una hermosa periodista de origen indio muy comprometida con su pueblo. Sus elevados valores morales la llevan a prometerse a sí misma que permanecerá virgen hasta encontrar al hombre que la complemente. Una mañana, cuando está disfrutando de un tranquilo paseo por la montaña, se produce un derrumbamiento que está a punto de costarle la vida. Por suerte, Gabe es testigo de lo ocurrido mientras practica escalada en roca y acude a su rescate.


A partir de ese instante surge entre ellos una intensa pasión, pero también se pondrá en marcha una cadena de acontecimientos que los llevará a descubrir una oscura trama de corrupción, robo de restos arqueológicos y asesinatos que les convertirá en el blanco de un asesino dispuesto a acabar con ellos.


Sólo se tendrán el uno al otro para descubrir qué está ocurriendo y salvar tanto su vida como el corazón de Gabe,

Autora: Pamela Clare
Título Original: Naked Edge
Año de Publicación: 2010
Encuadernación: Tapa Blanda
Páginas: 348
Precio: 18.95 €


~ Crítica ~



Estaba pasando por una crisis lectora (ya sabéis, de esas en las que empiezas un libro, lees tres páginas y lo dejas porque no termina de apetecerte). Y entonces me recomendaron a Pamela Clare.

Empecé, como la inmensa mayoría, con "Al Límite" el primer libro de la serie del Equipo I. Y cual fue mi sorpresa cuando leí tres páginas y... No fui capaz de dejarlo!! No sólo no fui capaz de dejarlo sino que en apenas un par de días lo devoré. Después, por supuesto llegarían los siguientes libros de la serie, uno detrás de otro. Y aunque me encantaron todos y cada uno de ellos, Reece y Kara me habían dejado una huella especial.

Pero entonces... Ay! Entonces llegó Gabe...

"Sombras de Sospecha" es, probablemente, el libro que más se desmarque de esta serie. En los tres libros anteriores la trama de suspense era prácticamente un personaje más del libro, con exactamente el mismo peso que los protagonistas. Sin embargo en este es casi un medio para llegar a un fin. Para que Gabe encuentre a Kat y, de paso, se encuentre a sí mismo.

Porque de eso trata realmente este libro. No sólo de una historia de amor maravillosa (que lo es), sino de cómo un hombre totalmente perdido encuentra a una mujer distinta a cualquiera que ha conocido antes, con unos firmes valores morales y espirituales, y gracias a ella y muy poquito a poco va recordando quién fue y cómo línea a línea, página a página va transformándose en el hombre que quiere ser sólo por ella...  Y para ella.

Esta es la genialidad que Pamela Clare hace en este libro. Es un libro de personajes, de sensaciones, de pensamientos enfrentados.

Por un lado tenemos a Kat, a quien ya conocimos en libros anteriores. Como ya sabemos tiene origen navajo y desde pequeña le han inculcado una serie de valores trascendentales: amor por la tierra, por su nación y por si misma. Y, de repente y como una avalancha (y nunca mejor dicho) entra en su vida Gabe, un ranger cuya única manera de sentirse vivo es dándose un chute de adrenalina mediante distintos deportes de riesgo. El destino quiere que se vayan reencontrando, y poco a poco y guiados por una secundaria trama de robo de antigüedades ellos se van encontrando el uno al otro.

Puede que Kat pase un poco desapercibida al principio debido a la arrolladora personalidad de Gabe, pero el punto fuerte de la novela (y no nos engañemos) es ella. Porque ella es el catalizador que hace que él cambie. Y esta es precisamente la maravilla del libro: ver la evolución de Gabe de ser un auténtico capullo con las mujeres a ese final... ESE FINAL!! No dejo de pensar en ese final y creo que puedo decir sin miedo a equivocarme que es, si no el mejor, de los mejors finales que he leído jamás. Una auténtica obra maestra.

Lo que me ha quedado clarísimo después de leer este libro es que sólo Pamela Clare puede superar a Pamela Clare. Ahí lo dejo ;)

Valoración: 9


lunes, 16 de abril de 2012

Argumento:


En la Gran Bretaña de 1881, los hermanos Mackenzie son ricos, poderosos, peligrosos, excéntricos... y escoceses. Los escándalos y rumores que les envuelven, las habladurías sobre sus amantes y sus oscuros apetitos, tienen alborotado a todo el país. Cualquier dama sabe que si es vista con ellos perderá la reputación de inmediato.

Lady Isabella Scranton escandalizó a la sociedad londinense la noche de su baile de presentación al fugarse con el atractivo sinvergüenza lord Mac Mackenzie. Tras varios años de turbulento matrimonio, volvió a escandalizar a todo el mundo, en esta ocasión abandonándole.

Casi cuatro años después Mac se ha reformado, convirtiéndose en un hombre todavía más carismático que antes, cuya única meta es recuperar a su esposa; traerla de vuelta a su vida, a su casa... y a su cama. Y está dispuesto a comportarse como el intachable caballero que no es, si de esa manera lo consigue.

Pero un peligro les acecha. Aparece en sus vidas un hombre muy parecido físicamente a Mac, capaz de imitar el peculiar estilo de sus pinturas, que quiere suplantarle en todos los aspectos de su vida y pretende incluso arrebatarle a Isabella. Ese canalla va a poner en peligro su prestigio, su fortuna e incluso su vida...

Autora: Jennifer Ashley
Título Original: Lady Isabella's Scandalous Marriage
Año de Publicación: 2010
Encuadernación: Tapa Blanda
Páginas: 299
Precio: 17.95 €

~ Crítica ~

Voy a permitirme el lujo de tomar prestadas las palabras de una buenísima amiga (y estoy segura de que ella me permitirá tal libertad) y a decir que "Hay ocasiones en las que, sencillamente, te enamoras de un libro." Qué razón tienes!

En mi vida como lectora he leído todo tipo de libros: con los que me he divertido y he llorado, con los que he sufrido y amado e incluso los que he terminado por pura fuerza de voluntad. Pero luego ha habido otros, que quizá pueda contar con los dedos de una mano, que me han llegado de una manera especial, esos en los que no he podido dejar de pasar páginas y a la vez he temido acabar, porque llegar a ese “Fin” suponía también el final de esa historia. Este, y estaré eternamente agradecida por ello a la dueña de las palabras con las que he empezado esta crítica, es uno de esos.

Segundo volumen de la serie Highland Pleasures, la historia de Mac e Isabella comienza a esbozarse en “La locura de Lord Ian Mackenzie”. La autora, con esa manera de narrar tan suya consiguió en ese libro, con apenas unas pinceladas, sin una frase o descripción de más que deseáramos conocer de primera mano su Historia: pasada, presente y futura. Y es una gozada decir que lo ha conseguido de la primera a la última letra.

El planteamiento es, de nuevo, engañosamente sencillo. Lady Isabella (esposa de Mac MacKenzie y separada de él durante los últimos tres años) descubre que los cuadros de su marido están siendo falsificados e informa de ello a Mac lo que llevará al descubrimiento de la existencia de un doble que quiere acaparar todos los aspectos de la vida de éste. Sin embargo, esto no es lo importante en este libro. De hecho, podríamos decir que este es un hilo conductor que sirve a la autora como tenue guía para desgranarnos página a página la historia de Mac e Isabella.

Así tenemos a dos protagonistas con un carácter fuerte y muy volátil, con una historia pasada en común, muy dolorosa y a la vez preciosa. Estas dos fuerzas de la naturaleza vuelven a encontrarse, pero con ligeros cambios que les influenciarán en el futuro. Mac ya no es el alcohólico temeroso (si, temeroso) de antes. E Isabella es ahora una mujer madura, que sabe lo que quiere y que no duda un instante en cogerlo (adoro a Mac, pero en este libro ha sido ella la que más me ha conquistado).

Es tan difícil describir con palabras lo que hace Jennifer Ashley en este libro… Lo fácil habría sido contar una simple reconciliación de la pareja con algunas pinceladas del pasado común. Y si lo piensas fríamente es más o menos lo que hace… Pero de qué manera!!

Mientras nos va contando los pasos que ambos van siguiendo en esa reconciliación, nos muestra en unos flasbacks absolutamente geniales esas pinceladas del pasado, fundiéndolas con la escena presente y haciéndonos comprender mejor a los dos protagonistas y al difícil matrimonio que vivieron en su momento.

Y además, con un talento que (a día de hoy) sólo Ashley posee, lo hace de tal manera que ninguno de los protagonistas sea más importante que el otro. En todo momento escribe desde el punto de vista de la pareja pero dejando ver al lector las ideas y sentimientos de Mac e Isabella de una manera totalmente independiente. Como podéis ver, no es nada fácil describir con palabras la manera tan gloriosa en que está escrito este libro.

Una mención aparte merecen los secundarios. Hart, que apenas sale y aún así no puedes evitar desear leer su libro YA; Daniel, que va perfilándose mucho más y al que no puedes evitar querer; Ian y Beth, me ha encantado verlos en este libro (sobre todo las geniales apariciones y diálogos de Ian). Y por supuesto Cameron y Ainsley. No salen demasiado, pero con sólo una mirada se han comido a todos los demás secundarios (de nuevo, por obra y gracia del talento de Ashley).

No puedo extenderme mucho más… Hay tanto que quisiera decir de este libro que no sabría ni por dónde empezar a describir las sensaciones que he tenido al leerlo. Lo mejor que puedo decir es: leedlo. Leedlo y entonces veréis la auténtica joya que es esta historia.

Valoración: Un absoluto y rotundo 10.

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